Monday, October 24, 2005

REFLEXION...



Recuerdo que hasta hace poco tiempo solía creer que todo era bueno, bello y perfecto; incluso llegué a ser un claro ejemplo de lo ingenuo.
Me gustaría no haber abierto los ojos, pero no podía seguir siendo ciega ante la realidad que se desplazaba a mi alrededor.
Y lo que más me duele es haber perdido la ilusión de que la vida es justa, a pesar de que muchos opinen lo contrario.
Una semana atrás me encontraba en una micro camino a casa y de pronto se subió un hombre gritándole al conductor, lo cual me hizo entender que aquel hombre era un enfermo mental.
Lo que más logré escuchar en sus desgastadas palabras era soledad y odio por ser constantemente discriminado.

Aunque en un comienzo evocó miedo dentro de mí, luego empezó a despertar empatía y sentí tanta rabia por todos los rostros que fingen solidaridad cuando en verdad se sienten superiores y les es imposible evitar una sonrisa burlezca frente a personas con menores capacidades que ellos, pero tal vez con un corazón mucho más grande. Y a la vez sentí mucho odio de mí misma y de todas las veces en que no he sido capaz de meterme la manos en los bolsillos y obsequiarles un minuto de mi existencia.
Al final del día y de todo lo que había sentido en una fracción de segundos, percibí que no es la vida la injusta, sino la sociedad que la conforma.

Es triste saber que en esta vida no todos gozaremos de las mismas oportunidades.
¿Es acaso justo que mujeres sean victimas de una violación, que niños estén destinados a existir cortos años debido a enfermedades terminales, que a diario mueran de hambre en el mundo miles de estómagos desesperanzados y otros inocentes a causa de la constante lucha entre hombres por el poder?
En resumen creo que el sufrimiento humano está siendo provocado por lo inhumano de la propia humanidad.


Espero que hayan reflexionado y nunca sean factores que desencadenen injusticias sobre la vida de otros.

Adios -.-

Wednesday, October 05, 2005

DESAMOR


Cargo un baúl de recuerdos tuyos
que yacen enterrados bajo mi alma
entre las lunas que anduvimos juntos
y la agonía que ahuyentó mi calma.

Me inflé de esperanzas inertes
al creer eterno este amor,
mas volví a mi realidad cruda
cuando estalló mi bomba interior.

Entonces oxido las cadenas
que me ataron a esta ilusión,
surgida de un feroz tornado
mudo quejido desgarrador.

Mientras arde la herida
que carcome a diario
una esquina de mi corazón.